Se acerca el "Día de la Niñez" (antiguamente conocido como el "Día del Niño") y no puedo evitar referirme a la relación libros-niños/as.
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Experto en educación o psicología infantil no soy, pero sí creo que lo que he podido ver en estos diez años de experiencia como Librero en algo ayudan cuando me toca incentivar y/o encantar a los y las más pequeños con la lectura, además de darle algo de respaldo a mi opinión.
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Lo que más me gusta de esta interesante relación es que a diferencia de los que somos más grandes (especialmente los que no somos nativos digitales), es que para las nuevas generaciones, el libro, sobre todo en formato papel, es un objeto raro, diferente, una onda vintage. Los estimula de forma diferente, la experiencia les es extraña y excitante porque no avanza al ritmo vertiginoso de las apps y de internet.
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Hace algún tiempo en nuestras librerías BROS pusimos unos flippers (de esos con la pelotita que va rebotando y uno solo maneja las paletas que la impulsan) y gracias a eso empecé a ver con claridad lo que significa para estas mentes jóvenes y digitalizadas la experiencia análoga, lo interesante y atractivo que puede resultarles, además de constructivo ya que a diferencia de lo que ven generalmente en tv o por internet, el libro y el flipper no los sobre estimulan, sino que les dan lo justo y necesario para que sean ellas y ellos quienes completen la historia con su imaginación infinita de la niñez.
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¿Segundo aire para el libro en papel?
Quizás. Ojalá. Llevo diez años escuchando que "el libro en papel va a morir (por culpa del digital)" pero yo al menos creo que no solo van a convivir de manera muy sana y complementaria, sino que la búsqueda de experiencias "nuevas" va a darle una nueva vida en manos de las nuevas generaciones.
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Fabio Costa Caimi, El Librero.