Permiso para leer

Sin ánimo de ser pájaro de mal agüero, escribo esta columna con el fantasma de una inminente nueva cuarentena para la RM (y pido las disculpas a quienes leen esto desde regiones ya que Santiago NO es Chile) y las alternativas que tendremos quienes queremos seguir teniendo acceso a los libros y la cultura pese a las restricciones que puedan caernos encima.

Y es que –y lo hemos dicho en todos los medios, tonos, canales y formas posibles– el libro es un gran compañero ante un escenario tan hostil como la cuarentena.

Sin duda, si le preguntamos a otros emprendedores/as sobre sus rubros, lo más probable es que consideren lo propio como lo principal y todos querrán defender lo construido, pero personalmente creo que el libro sí es objetivamente muy importante para la vida, en las buenas y en las malas.

Primero que todo es importante (y tal vez le habría solucionado muchos problemas al actual gobierno) diferenciar lo "Esencial" de lo "Vital". Si las autoridades hubieran hablado desde un principio de bienes "vitales" tal vez no tendrían tanta resistencia y/o presión de parte de todos los rubros que queremos ser considerados "Esenciales". ¿Hace sentido?

En ese sentido, podríamos decir que el libro efectivamente NO es vital. Si no tenemos acceso al libro/cultura lo más probable es que no perdamos la vida. Ahora, una vida con y una sin libros son diametralmente distintas (mucho mejor CON, al menos eso creo con total convicción).

Por eso es que seguimos buscando, proponiendo y creando formas de seguir siendo capaces –pese a todos los obstáculos, peligros, desafíos, virus y restricciones– de conectarlos/las con los contenidos alojados en estos objetos de papel que tanto amor y pasión nos generan.

Seguiremos dando la pelea porque los libros y ustedes lo merecen, y porque pueden no ser vitales, pero sin duda son esenciales.

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Fabio Costa Caimi, El Librero.

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