Cada año, los días 24 de Octubre inevitablemente mis pensamientos viajan al pasado, a ese 24 de Octubre del año 2011 cuando toda esta aventura comenzó.
Recuerdo estar ansiosamente haciendo los últimos arreglos (después de varios días y varias noches de preparativos finales) antes de sacar la cortina que nos habían pasado en el centro comercial Apumanque para que no se vieran los trabajos de construcción. Una vez que estuvo todo listo (todo listo es bastante relativo, porque mirando hacia atrás me doy cuenta de los cientos –sino miles– de detalles que faltaba preparar y que en ese entonces ni siquiera era capaz de imaginar) abrimos la puerta y comenzó la fiesta.
Once años después sonrío para mí mismo cada vez que recuerdo esos momentos. Esa adrenalina y entusiasmo de estar embarcado al 100% en un proyecto que me fascina hasta el día de hoy, pero sin saber realmente en qué me estaba metiendo. Un salto de fe.
Para evaluar esa primera librería (BROS Apumanque) lo hice proyectando un período de cuatro o cinco años, algo que tomé como referencia basándome en el estándar de los contratos de arriendo de centros comerciales. Ahora, reflexionando al respecto, se me vienen a la cabeza dos pensamientos: 1) ¿qué habría imaginado, en ese momento, de haberme intentado proyectar once años hacia el futuro? ¿Sería algo similar a lo que tenemos hoy? y 2) hoy cada vez es más difícil hacer proyecciones de largo plazo, incluso cinco años son demasiado, tres lo máximo. Qué loco cómo cambian las cosas.
"Por qué una librería si nadie lee", "el libro digital va a matar al papel", "no dejes tu trabajo por esto, haz las dos cosas juntas". Estos, y tantos otros comentarios eran tan recurrentes que pasaron de irritarme (nunca me ha gustado mucho que me digan qué o cómo hacer las cosas) a hacerme reír. Sé que son comentarios que se hacen con buenas intenciones, y que incluso hay mucho de verdad en las opiniones (informadas o no) de la gente, pero similar a lo que sucede cuando uno tiene hijos y no le gusta que nadie diga nada malo de ellos, lo mismo me pasaba con la librería.
Durante estos once años he conocido miles de personas y me he conectado, a través de los libros, con miles de autoras y autores. Han nacido amistades, he conocido gente maravillosa que me (nos) ha ayudado muchísimo y también he tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente.
El libro, como "punta de lanza" me ha ayudado a abrir puertas y a explorar caminos y aventuras que jamás habría creído posibles. Gracias al libro y a lo que hemos construido en BROS me levanto cada día con la ilusión de lo que me deparará el futuro, un futuro hermoso sin duda, un futuro construido sobre libros.
Hoy, que cumplimos once hermosos años quiero reiterar mi amor y compromiso con el libro. La difusión de la cultura y el libro son esenciales para mí. Me encantaría que este fuese mi legado al mundo cuando ya no esté aquí.
Gracias a todas y todos quienes nos han acompañado durante esta historia, una historia que está recién comenzando y que tiene muchos capítulos aún por ser escritos. De corazón les agradezco.
Para terminar esta columna quiero compartir con ustedes algo personal que me hace sentir muy orgulloso, incluso por sobre todo lo antes mencionado: soy padre de una niña y un niño, y saber que admiran y valoran el trabajo que hago (hacemos) en BROS es para mi la mayor satisfacción de mi vida.
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Fabio Costa C.
3 comentarios
Isabel wilson
Felicidades por estos 11años .
Me encanta tu librería .
Lindas palabras de agradecimiento .
Isabel wilson
Felicidades por estos 11años .
Me encanta tu librería .
Lindas palabras de agradecimiento .
Isabel wilson
Felicidades por estos 11años .
Me encanta tu librería .
Lindas palabras de agradecimiento .